lunes, 22 de diciembre de 2008

Breakfast at Tiffany’s


Holly Golightly, la encantadora socialitè de Breakfast at Tiffany’s de Truman Capote, vive con un gato sin nombre. Digo que vive con él y no que lo tiene en su casa porque Holly no concibe la idea de apropiárselo. “Pobre desgraciado -dijo, haciéndole cosquillas en la cabeza-, pobre desgraciado que ni siquiera tiene nombre. Pero no tengo ningún derecho a ponérselo: tendrá que esperar a ser el gato de alguien. Nos encontramos un día junto al río, pero ninguno de los dos le pertenece al otro. Él es independiente y yo también.” (Desayuno en Tiffany’s, Anagrama, 1990.)
El gato es un reflejo de Holly, su alter ego. Puede entrar y salir a placer. Nadie lo toma si éste no lo desea. Holly lo alimenta pero eso no quiere decir que sea su dueña, como todos los hombres que le dan dinero a ella no poseen ningún derecho sobre su persona. La independencia que Holly denota y que el gato connota, es el fundamento del personaje y de la novela.
La capacidad de desprendimiento no obstante la estrechez de la unión es una situación demasiado cotidiana. Los vínculos existen mientras uno así lo desee: siempre está latente la opción de romperlos. Holly es experta en romper lazos. Dejó a su marido y a sus hijos adoptivos para irse a Nueva York y no siente culpa por ello. Deja a cada uno de sus hombres siempre bien vestida y con los labios pintados. Se aleja y vuelve sin remordimientos, como lo haría un gato.
Y no obstante su facilidad para el desapego, Holly mantiene vínculos que la trascienden: con su hermano y, por supuesto, con el gato. A su hermano la une no el hecho de ser familia (eso es demasiado superficial), sino una empatía esencial: el reconocerse frágiles. Aunque Holly demuestra una independencia que fascina, en el fondo es sensible y el devenir del mundo le afecta sobremanera. Esto quizá sólo es percibido por el gato, que vive con ella y la observa cuando nadie la mira. Por eso, al final de la novela, cuando Holly va en el taxi rumbo al aeropuerto y a ese avión que la llevará a Brasil, trae consigo al gato y lo libera, después se arrepiente y regresa a buscarlo: abandonar al gato es abandonarse a sí misma, es como dejar determinada su suerte.
En la novela el gato no vuelve, pero en la película, Holly lo recupera. Esto convierte totalmente la esencia del personaje de Capote: para él, Holly es itinerante, libre, capaz de ofrecer cariño pero no de perpetuarlo. Al no recuperar al gato en la novela, Holly obtiene la opción de alejarse: era el estímulo que le faltaba para separarse del todo de Nueva York. El gato sin nombre no se queda a esperar el retorno de Holly. Más que perderse el uno al otro, se reencuentran consigo mismos.
¿Qué pasa cuándo el gato sin nombre se queda esperando por Holly en el callejón; cuándo ella lo encuentra? El sentido de pertenencia se recrudece y ella no se va. Toma al gato entre sus brazos y luego es abrazada por Paul y éste la besa y la estrecha para no dejarla ir. El gato, como Holly, se dejan tomar, sucumben al sedentarismo.
Entonces, tenemos dos Hollys, dos gatos sin nombre: unos con la capacidad de romper lazos, otros con la necesidad de crearlos. Aunque la Holly hollywoodense no fue aprobada por Capote, de algún modo completa a la Holly literaria. Digo de algún modo porque el personaje original está completo, es sólo que no expresa (o sea, no dice) algo muy obvio: para romper vínculos es necesario haberlos establecido, por lo tanto, esta Holly también precisa de crear, porque de otro modo no puede destruir. La Holly hollywoodense no tiene empacho en admitirlo, pero va más allá y eso la desvirtúa a los ojos de Capote: quiere crear un vínculo que justifique todo lo roto anteriormente. Esta Holly reniega de lo que la otra se enaltece. De su independencia.
Vuelvo al gato sin nombre, sin dueño. Sólo será nombrado por aquel que lo posea. Este principio representa, de algún modo, el fundamento de las uniones y las separaciones. Creemos haber encontrado en cierto momento la voz que nos nombra, y luego esa voz no nos llama más, o nos llama y ya no la atendemos. Entonces escuchamos otra voz que nos llama por nuestro nombre.
Extraido de:
Chat Noir
El gato sin nombre

martes, 11 de noviembre de 2008

La inevitable recaída con el ex


Este escrito no es mío me lo pille navegando por internet, y explica muchas cosas.....



Por Teresa Campano.


La memoria no es propiedad del cerebro, no. No y ni tampoco de sus eléctricas habitantes las neuronas; la memoria también está en nuestro vientre, en nuestros brazos, en nuestro cuellito, orejitas, y en nuestro ultrasensible clítoris. Sí, porque el cuerpo, y esto lo aseguro después de mi última battaglia sessuale, tiene capacidad de retener recuerdos cachondos. Los recuerdos de la carne. Una memoria oculta de la piel, que guarda momentos incluso perdidos por muestra memoria cerebral, por ejemplo, un coito monstruoso y bestial. O sea, en términos prácticos, si viene un ex pololo con el que has tenido sexo duro y parejo, apuesto el rosario de mi abuelita a que te lo tiras de nuevo sin asco.
A mí me ha pasado que algunas veces cuando mi cosita ha estado solitaria y desatendida, me ha dado por llamar a mis ex como reciclaje. Como buena acción por el medio ambiente, pero también como una buena acción por ella, cosita o chochita, para que se mantenga ejercitada y ajena a las telarañas. Pero esta actividad, la de echar más que una miradita al pasado, a veces conviene y a veces no. A veces es como comer… comida. Tienes al muchacho nuevamente en tu cama y es como si nunca hubiese dejado de estar ahí. Todo resulta fácil y fluido y la confianza de los años o meses juntos te hace sentir extasiada, embriagada y embelesada. Tu piel se pegaba como velcro chino a la de él sin resistencia alguna, acomodándose en el momento y sin preámbulo como el perno a la tuerca. O sea, es igual que comer algo que probaste alguna vez hace tiempo y te cayó mal, pero te gustó, por lo tanto tu memoria corporal sexual le dice: “Te recuerdo enterito, lolito, me gusta probarte ayer y hoy, aunque me arrepienta mañana”.
No obstante, en otras en ocasiones ese “vuelta al lugar del crimen” no es más que masoquismo voluntario: darle placer al malnacido que te hizo sufrir porque conoce tu talón de Aquiles y entregarte en bandeja pensando que no te va a pasar de nuevo, que no vamos a volvernos melodramáticas de nuevo, que no vamos a sufrir, pero sale el tiro por la culata. Por ilusas, por confiadas o por optimistas. Por calientes.
Es que el recuerdo carnal con los antiguos amores fluye como el agua de cascada, desde que comienzas a oler al ser humano en cuestión y prende tus instintos como pasto seco, hasta que terminas con el mismo orgasmo que terminabas hace meses. Sabes dónde tocarlo, cómo estimularlo y viceversa, qué decir y en qué momento, sin estresarte por esa interrogante “¿Lo estaré excitando o estoy haciendo el loco?”, que a veces nos preguntamos con los romances nuevitos de paquete. Ese reencuentro quita los pudores tan rápido como la ropa, creo yo, aunque en el envoltorio la fecha de vencimiento está más que clara.
Mi última experiencia habla de eso justamente. Sin previo aviso llegó a mi casa un ex, pero el maldito anteriormente descrito, el que me dejó. Y yo, me entregué sin pensarlo siquiera. Lejos, fui lo más fácil. Por lo que mientras caía en su juego no dejaba de analizar mi error y odiarlo por eso: “¿Y ahora vuelves, malagradecido, buscando mi calor? Ahora, después que te fuiste con una gigantona alternativa con la que duraste menos que un candy. Y vienes diciéndome que echas de menos mis pechugas. Mis pechugas…¡¿Mis pechugas?! Yo te extrañaba a ti, extrañaba nuestras lecturas de los Cantos de Maldoror del Conde de Lautréamont, ¡y tú extrañabas mis pechugas! ¿Qué parte de ellas sería? Explícame eso…¿Mis pezones? Mis pezones son felices sin ti, hombre sin memoria. ¡Pero mentira! Ese es el problema…Es mentira… Lautréamont lo podía leer con cualquiera, pero mis pechos, desgraciado, nadie los ha tocado como tú”.
Sin embargo, en otros casos, en los mejores, te puede recordar que la cuestión con él no te gustaba nada y que si lo dejaste es porque con todas sus maniobras de besos y toqueteos no te hacía ni cosquillas. Y esa es la mejor venganza. Eso de mostrarle lo bien que lo haces ahora y, en lo concreto de la cama, cómo se ha acrecentado, desde que te dejó, tu conocimiento de manera considerable en el sexo. Ahora soy seca. Lo hago como las diosas y es gracias justamente a todo el tiempo que no estuviste en mi dormitorio. Lo hago bien y sin haber leído ni un libro. Pura práctica, baby. Ve ahora cómo satisfaces a esta experta. Haber vuelto a ti fue un inevitable error del cual me puedo reír sin culpas, total ahora mi recorrido en el tema te supera en un cien por ciento. Maldito.

martes, 12 de agosto de 2008

Ahhhhhhhhhhhh

Me estoy volviendo loca
no se si voy a aguantar
es tan dificil

HELP.

jueves, 19 de junio de 2008

Refugio

Que hacer cuando no hay guarida
Cuando camino en la nebulosa de la vida
En medio de campo minado
Al menos se que hay salida

Que triste es darse cuenta
Que no puedes confiar en los afectos de tú sangre
Porque ven el mundo de otra forma que tú no compartes
Y ellos creen tener la verdad

Me he dado cuenta tarde
Que solo cuento conmigo misma
Y la gente que en el camino he querido
La familia escogida

Debo continuar con más fuerzas y más calma
La seguridad me la he de dar yo misma
Ayuda he encontrado
Pero duele que no sea de “tú gente”

Gracias por el cariño y amor
Gracias por los consejos
Por los abrazos y la mirada vigilante
Para prevenir mis caídas

Gracias a todos amigos(as)
Tengo fé en que podré salir de todo esto
Debo si cuidar mi alma frágil
Que la amargura y el dolor no me invadan

Estamos entrando a pleno invierno

Pero pronto será primavera

jueves, 29 de mayo de 2008

Ansiedad


Me come la ansiedad por verte
Hasta cuando tendré que esperar
Parece que las circunstancias se ensañan conmigo
-Si lo se es lo mínimo que me merezco-

No quiero ahogarte
Yo no soy así
Pero este encuentro ha sido tan postergado….
Las ganas de tenerte cerca me están matando
Yo la que siempre ansia su libertad
La regalaría tan solo por un encuentro contigo
-Que paradójico-

Dame una nueva oportunidad en tú vida
No te arrepentirás
Yo estoy tan arrepentida
Si supieras…
Todos los cabezazos contra la muralla que me he dado
-Estupidez la mía-

A veces es necesario perder
Para valorar lo que se tuvo
Suena cliché, pero así es
No sabes lo cierto de esa frase
-Y como pesa-

Lo se, mate la ilusión
Necesito que renazca
Más fuerte
Como el Fénix
-Por favor-

Quiero darte
Lo que no te di
Lo que realmente te merecías de mí
Hacerte feliz
-Y ser feliz yo también-

Lo que tiene que ser
Será
-Solo resta tener Fe-

martes, 13 de mayo de 2008

Con los pies en la Tierra



De regreso después del terremoto. Provocado por mí actuar irreflexivo, así es la vida cuando no sabe controlar los ímpetus.
A pesar de todo, me vuelvo a levantar. Eso sí con importantes lecciones a mi haber.
A veces la valentía se transforma en estupidez, a veces conviene ser un poco cobarde, al final es instinto de supervivencia.
Ser tan frontal y sincero parece que tampoco se agradece, al parecer es mejor dejar ciegos a los que no quieren ver.
Debo alejarme del fuego que todo lo quema, todo lo dramatiza y me hace estar en una eterna montaña rusa.
Debo acercarme a la tierra que a todos nutre, que calma nuestra alma y nos acoge, debo encontrar la paz y armonía que dan felicidad duradera.
Debo alejarme de las quimeras, debo creer en mi y mi capacidad de ser feliz, debo apegarme a los afectos, debo dejar de pelear, debo permitir que me cuiden y me protejan.
Es el momento de plantar pie firme en la tierra para que me sostenga y alimente en su calido regazo, debo aprender de su fuerza sin violencia, esa fuerza de lo que persiste y se mantiene por siempre, de lo seguro, de lo conocido.
Debo reencontrar mi calido interior, debo redescubrir la ternura que en mi existe y ha estado escondida por tanto tiempo.
El miedo no debe ser el que me mueva…es muy mal consejero.
Debo tener fe, debo actuar con amor.

lunes, 25 de febrero de 2008

El encuentro


Se miran, se huelen, se acechan.
Uno arquea su espalda, muestra las uñas, da sus mejores gruñidos.
El otro muestra los dientes, pero agacha las orejas.
En el fondo no quiere pelear.
Atrás sin golpes.
No hay ganadores, ni vencidos.

Las cosas se esclarecen, no se aún si me gustan del todo….
Así es la realidad, parece que la felicidad no puede ser completa.
A pesar de eso sigo creyendo en utopías la vida es más que la realidad.
Para alguien que vive más en sus fantasías, las cosas prácticas tienen menos valor.
Eso se puede conseguir fácilmente.
En este mundo desintegrado la magia se nos escapa entre los dedos.
Yo no te dejare escapar.
Aún soy joven para dejar de soñar…